Estar a tu lado, el clima helado, un poco oscuro pero con suficiente luz para logar vernos, era el final de un frió atardecer. Una fresca brisa soplaba, movía con delicadeza tu negro pelo, negro como la noche que nos esperaba. Tu mirada perdida hacia un punto fijo en la nada. Sentados a la orilla de un puente, yo no podía hacer otra cosa mas que contemplarte, verte, perderme en la oscuridad de tu pelo y esa sinceridad que demuestran tus ojos. Me era difícil comprender que estaba ahí, a tu lado. El tiempo pasaba, hablábamos de toda nada a la vez, esas platicas que no tienen nada aparentemente interesantes, pero en las que terminas conociendo mejor a la gente. La noche había llegado sin darnos cuenta, no había absorbido en su enorme espesura, sin percatarnos el tiempo paso. El frió aumento, tus labios parecían padecerlo, comenzaban a templar inocentemente, tus labios, perfecta armonía con tu delicado rostro, ni gruesos ni delgados, cual pintados por un excelente artista. > >
Me atreví a acariciar tu rostro, tus mejillas se sonrojaron aun mas, esta vez de calor y no de frió. Puedo recordar lo suave y terso que era, lentamente lo recorrí con mis dedos, me parecía mentira, casi un sueño, donde sabes que sueñas y haces lo posible por no despertar y solo disfrutar. > >
Tomaste mi mano por sorpresa, lo primero que me vino a la cabeza fue que te habías disgustado, pero no era así, en contraste con la mía, tu mano era frágil y tibia, la estrechaste fuertemente y la acercaste a tu pecho, fijaste tu mirar en mis ojos, sonreíste inocentemente, sentí que ese era el momento, nos atrajo una fuerza desconocida, como dos imanes nos unimos en un sublime abrazo, sentí el fuerte palpitar de tu corazón y tengo por seguro que tu sentiste el mío. Fue excelente, magnifico, un instante eterno, un soplo de vida para siempre; la muerte de mis miedos y sueño, y el nacimiento de mi realidad ahora a tu lado, y el peor de mis temores ahora surgió …. El de perderte > >
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